La poeta mazahua de México, Susana Bautista Cruz, ha seleccionado para La Lechiguana tres poemas de la memoria de su pueblo escritos por su paisano Francisco Antonio León Cuervo. Su propuesta amplía el concepto. Teje redes con los pueblos indígenas de nuestro continente. Hoy. Y siempre.

La enorme riqueza de la tradición oral de los pueblos indígenas de nuestro continente es fundamento de sus cosmogonías, que han sido constantemente silenciadas por quienes construyen los discursos oficiales. En el caso del mazahua, la transición de la oralidad a la escritura alfabética comienza a encontrar sus primeros exponentes a comienzos de los años 90’. Así, los y las mazahuas dejan de ser exclusivamente contados por otros y comienzan a ser ellos quienes cuentan su propia Historia. Con sus palabras.
Susana Bautista Cruz (1971), poeta mazahua de México e investigadora de poesía en lenguas indígenas de la UNAM, ha seleccionado para nosotros tres poemas sobre la memoria de su pueblo escritos por su paisano mazahua Francisco Antonio León Cuervo (1987). Y nos advierte que si antes estas lenguas sólo estaban restringidas al ámbito familiar, involucrarse en la defensa de sus derechos, convirtió a su uso en bandera de resistencia lingüística y de orgullo étnico.
Asimismo, toma a Elisa Ramírez Castañeda para subrayar que la escritura indígena “surge como una nueva memoria, como un ejercicio para recuperar los espacios robados a las lenguas y a la tradición oral” (2017).
La poeta señala que el pueblo jñatrjo (mazahua) al que ellos pertenecen se encuentra en una región formada por trece municipios del noroeste del estado de México. Esta zona, que forma parte de la Sierra Madre Occidental, ha estado habitada por los jñatrjo desde la época prehispánica. Aunque, aclara que en la colonia era conocida con el nombre de Mazahuacán. De ahí, la denominación del mazahua como “la gente del venado” o “los que hablamos la lengua”. Pero, la búsqueda de mejores condiciones de vida produjo la migración de hombres y mujeres desde sus comunidades al municipio, o a otras ciudades de México, a los Estados Unidos, o a Canadá.
Susana es parte de esta historia de migración. Es hija de migrantes establecidos en la ciudad de México. Ella señala que “el sentir(se) mazahua creció con la añoranza de regresar a la milpa, a las montañas, a los bosques de pinos y oyameles, al olor de ocotes encendidos, al calor del fogón, a la celebración de fiestas con nuestra gente”. Por eso, su estudio abocado a la poesía indígena es también una búsqueda de su propia identidad. Para ella, la escritura en estas lenguas es también una urgencia para ver el mundo en otras formas, para volver a la casa de los abuelos, de los padres.
Los poemas que nos comparte dialogan con esta búsqueda: se trata de una escritura bilingüe. Están escritos en mazahua y traducidos por el propio escritor al español. Francisco Antonio León Cuervo es parte del movimiento que desde los 90’ comienza a vincularse de modo más directo con el estudio de su lengua y a incursionar en su escritura, tiene la posibilidad de acceder a una educación literaria formal.

La poeta nos cuenta que es Licenciado en Lengua y Literatura de la Universidad Intercultural del Estado de México (UIEM), docente, traductor, investigador y promotor cultural jñatrjo/mazahua, y el primer escritor en esta lengua en obtener el Premio de Literaturas Indígenas de América PLIA con la novela Un pama pama nzhogú / El eterno retorno, en 2018. Asimismo, entre el 2018 y 2019, fue becario del Programa Jóvenes Creadores del FONCA, con el Proyecto novela Na jiú’ú nu pjeñe / El peso de la memoria. Y también ha trabajado activamente por los derechos de su pueblo: tradujo a la lengua mazahua diversas leyes y documentos relacionados con los derechos humanos y programas sociales. Y, además, es el presidente de la agrupación de Escritores Mazahuas.
Si bien esta lengua indígena es una de las cinco habladas en el estado de México, su producción poética y su difusión es mínima. Pero, también necesaria para la visibilización de su memoria. La generosidad de Susana de compartir el trabajo de Francisco, nos permite conocer el uso que hace de esta figura en sus poemas: uno íntimamente vinculado a la situación de migración forzada por las condiciones de marginación social, política y económica de su pueblo.

Francisco nació en uno de los trece municipios del pueblo mazahua (en San Felipe del Progreso), en la comunidad Santa Ana Nichi del estado de México. Sus poemas de la memoria dialogan con la historia de su pueblo, con su historia personal: “están referidos a los hijos de los campesinos que migran a EE.UU., y ya no regresan, a toda la implicación que eso representa: la Ausencia. La muerte de una cultura”, nos explica Susana.
Sin más preámbulos, aquí los poemas bilingües de Francisco Antonio León Cuervo que forman parte de su libro B’uba ma mi jingua/B’úba desde el origen (2021):
Mbeñe
O ma’a nu dyeb’e
a kjanu ri ma’a yo ts’ita ma tujmú nu juajma.
Nu nita
o xokjú yo dye’e ñe o panú nu ts’itrjo
nuja otrjo dya tee
o mbi’i texe yo sante
o juejme k’ú o mús’ú yo teetrjo k’ú in m’úb’ú na me’e
ñe o xukjú yo tsö’ö
mba dya yárá yo ’ue’e
nuzgojme k’ú o ngejme.
A kjanu o ma’a
o bezhi kja nrrájmá
ñe ngextrjo o ngejme nu xonrrú ne jomú.
Nu ts’ita
o mimi kja ñomú
nuja texe yo nzhá’á mi janra nu jiarú.
Mi nats’e
yo nrrodye o me’e
ñe kja nanguarú nu zakjú mi kjogú.
Kja in chjo’o o ngejmeji
texe yo xörú k’ú o janrra na mi ts’ike
ñe a mbo’o in chjo’o
xi ri juens’i nu jiarú.
Ga kjanu o jiezi yo ts’ita
kja xoñijomú nuja dya ri pärgojme pje k’o ra tsja’a.
Ma pa’a, nu dyeb’e ri kjogú
yo ts’itrjo ri mbes’e
ñe nu mbeñe na ú’ú.
Memoria
Se fue la lluvia
como se fueron los viejos surcando la milpa.
La abuela
abrió los dedos arrojando la semilla
donde nada crece
escupió todas sus maldiciones
lamentando haber engendrado hombres de piedra
y arráncose los oídos
para no escuchar las hipócritas angustias
de quienes nos quedamos.
Así se fue
diluyéndose en el viento
hasta no ser más que sombra de polvo.
El abuelo
se quedó sentado en la misma esquina
donde todas las tardes despidió la claridad.
En la soledad
sus huesos se fueron petrificando
mientras a su lado la historia pasaba.
En su mirada quedaron atrapadas
todas las mañanas que vio de niño
y de la profundidad de sus ojos
aún emana el brillo del sol.
Así nos abandonaron los viejos
en esta tierra donde no sabemos qué hacer.
A veces, la lluvia pasa
las semillas brotan
y el recuerdo florece.
Pepji
O paji yo chi’i
ga kja yo nte’e ri jiezi nu ngumú
ri juenchi nu sibi
ñe ri tsontrú nu ngoxtr’i
a kjanu dya ra nzhogú.
Mi jñanraji nu seje o ma’a kja ñiji
o dyokjúji yo za’a
o ts’ontrúji yo nrrare
o xukjúji yo tr’eje
o junsúji nu jñitr’ezi
o juensibi nu xomú
o tsjaji yo nrrajñiñi
o pe’e yo ngunmexe
o jmurúji
a kjanu mi pjeñe na jo’o.
Otrjo dya o janrraji a xutrú.
Mi jueme ma kärä na jë’ë
nu nana o dyonkú.
K’oko ra jokú nu jomú
ra tujmú nu ts’itrjo
ñe ra mbes’e nu zakjú.
Trabajo
Partieron los hijos
como quien abandona la casa
apaga el fuego
y sella la puerta
para no volver.
Siguiendo su estrella tomaron camino
fueron a despojar los cerros
bloquear los ríos
saquear la selva
coser la vía
iluminar la noche
edificar ciudades
levantar telarañas
hacer la colmena
y traer el progreso.
Ninguno volvió la vista.
En la nostalgia de su ausencia
su madre lamentó.
Quién abrirá la tierra
enterrará la semilla
y hará la vida parir.
Dya b’úb’úji
Ma mimiji kja xonrrú nu nzhá’á
in nita o edyi yo pa’a
nuja in chi’i dya mimi kja ngumú.
O janrra nu jens’e
mi jiodú kja ngo’o
nu edyi k’ú jmamú jango mi kärä.
Ro mbibi nu jomú
ñe o dyonú a yo xankjä
ma o jñanrraji a mbo’o.
Angeze ri pärú.
O edyi nu ngumú
ga kja ri pärúji texeji
jä nzi’i ú’ú in m’úb’ú.
Ausencia
Sentados a la sombra del atardecer
la abuela contó los días
desde que sus hijos no están en casa.
Miró al cielo
buscando en las nubes
la medida que le dijera lo lejos que están.
Escupió a la tierra
y preguntó a las hormigas
si les han visto bajo el suelo.
Ella sabe la verdad.
Repartió la casa
para repartir entre todos
el dolor de su ausencia.
SUSANA BAUTISTA CRUZ

Escritora de origen mazahua. Estudió Derecho y Letras Modernas, cuenta con una especialidad en Derechos Humanos y una maestría en Derecho por la UNAM. Colaboró durante una década en las Jornadas Lascasianas dedicadas al estudio y defensa de pueblos indígenas y afroamericanos del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. Imparte la clase “Mujeres indígenas”, en la asignatura México: nación multicultural del Programa Universitario de Estudios de la Diversidad Cultural Intercultural PUIC-UNAM. Coordinadora académica del Diplomado de Literaturas Mexicanas en Lenguas Indígenas del INBAL. Ha publicado cuento, poesía y ensayo.
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