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Foto del escritorKarai Tataendy (Dalmacio Ramos)

Plantas medicinales de la Aldea Ysyry: un valiosísimo trabajo de revitalización de la lengua y la cultura mbya guaraní

Actualizado: 20 nov

El libro bilingüe Puã Ka’aguy Tekoa Ysyrypygua. Plantas medicinales de la Aldea Ysyry (2019) se presentó el pasado 16 de noviembre en la ciudad de Buenos Aires. Karai Tataendy (Dalmacio Ramos), cacique de la comunidad, permitió a La Lechiguana transcribir y publicar las palabras de su conversatorio. En él, no solo nos habla de su libro. Ofrece, también, un interesantísimo discurso acerca del Teko porã (Buen Vivir) mbya guaraní: sus costumbres, sus plantas medicinales y las problemáticas que están atravesando actualmente.


por Karai Tataendy (Dalmacio Ramos)




El sábado 16 de noviembre, Dalmacio Ramos, cacique de la comunidad Mbya Guaraní Ysyry[1], junto al SEDI[2], realizaron la presentación del libro bilingüe Puã Ka’aguy Tekoa Ysyrypygua. Plantas medicinales de la Aldea Ysyry (2019) en la ciudad de Buenos Aires. El mismo está firmado por Dalmacio Ramos, Rossana Lezcano, Erwin Figueras, María Sol González, Emiliano Martínez y Claudio Dummel. Y puede conseguirse en Malaver 1180, Vicente López, Buenos Aires (oficina de SEDI).


Este libro es el resultado de un proyecto intercultural, interinstitucional y multidisciplinario integrado por miembros de la comunidad Ysyry (ubicada en la localidad Colonia Delicia de Misiones) y por docentes y estudiantes de la Facultad de Ciencias Forestales de la misma provincia. También participaron dos instituciones asentadas en la Aldea: la Escuela Intercultural Bilingüe EIB N°956 y el Instituto de Enseñanza Agropecuaria IEA N°5. Es producto de la preocupación de Dalmacio acerca de la pérdida progresiva en la comunidad de los conocimientos tradicionales asociados al uso de las plantas medicinales, sobre todo en los más jóvenes:

 

“el uso de las plantas medicinales no solo tiene que ver con curar determinadas enfermedades, sino que implica fundamentos cosmológicos estrechamente relacionados con el modo de vida, la forma de ser, el ‘ñande reko’ mbya guaraní”.

 

El primer capítulo es bilingüe (mbya-castellano). Allí, se presentan 31 plantas medicinales de importancia para la comunidad, con sus nombres en mbya y en español, sus denominaciones científicas, fotografías, sus usos y preparaciones. El segundo, solo está escrito en castellano. En él, se desarrolla una propuesta pedagógica didáctica realizada en las instituciones escolares de la comunidad: “Talleres de Enseñanza de la Ecología en el patio de la Escuela” con el uso de las plantas locales.  


Por estas razones, el libro no es un simple muestrario de las plantas de la comunidad. Es un enorme esfuerzo de dos años para poner en valor el patrimonio natural y cultural vinculado al uso medicinal de las plantas. Pero, ante todo, es una labor de revitalización de los conocimientos ancestrales mbya guaraní (de su lengua y de su cultura), una operación de fortalecimiento de la autoidentidad colectiva y cultural de los miembros del Tekoa, de la comunidad. Es un registro no sólo al interior de la Aldea, sino también un valiosísimo trabajo de divulgación de la cultura mbya, a favor de su preservación, su sostenimiento, y del respeto.

 


Antes de comenzar la presentación, la revista La Lechiguana se acercó a charlar con el cacique quien nos contó que su nombre espiritual es Karai Tataendy. Lo que en guaraní criollo podría traducirse como “Señor de las llamas”. Sin embargo, Dalmacio nos explicó que el significado en mbya es mucho más profundo. El “Karai” es quien posee algún tipo de poder, es un hombre respetable. “Endy” hace referencia a las llamas sagradas y “Tata” al fuego: el tronar de las llamas sagradas. Simultáneamente, “Tata” también se le dice a Dios.


Esa tarde en Capital Federal, el Karai Tataendy no solo decidió hablarnos de su libro. Nos ofrendó un tesoro: un interesantísimo conversatorio acerca del Teko porã (Buen Vivir) mbya guaraní: sus costumbres, sus plantas medicinales y las problemáticas que están atravesando actualmente. La Lechiguana pidió permiso para poder transcribir y publicar sus palabras, que decidimos organizar por temáticas.


Agradecemos enormemente su inmenso trabajo de difusión, su sabiduría y su generosidad:

 


 

SALUDO Y AGRADECIMIENTOS


Quiero iniciar con la palabra de nuestros abuelos, sagrada. Muchos no saben cómo se saluda. Alzamos las manos: “Aguyjevete, gracias”.[3]


En primer lugar, quiero agradecer a la naturaleza por permitirme estar acá, y al equipo de SEDI que nos abrió el camino para que nosotros podamos tener la oportunidad de difundir los conocimientos.


La Facultad de Ciencias Forestales de la provincia de Misiones también nos abrió un espacio para hacer transmisión de nuestra cultura, de nuestro conocimiento, de todo lo que se trabajó dentro de la comunidad. Ahora estoy dando clases de mbya guaraní con Aula Virtual que se abrió gracias a la Facultad. Llevamos 4 años de trabajo. Hay algunos profesores y profesoras que también se involucran para acompañar y realizar ese trabajo virtualmente, para hacer llegar la enseñanza. Hay otras Instituciones con las que nosotros venimos articulando otros proyectos también.


Por eso agradezco mucho a todos los que se involucran, a los que dan su granito de arena para las comunidades. Gracias a eso estoy acá compartiendo saberes de nuestros ancestros, de nuestros ancianos, abuelos y abuelas. Yo sé que ahora ellos, como de costumbre, hacen también petición a la naturaleza o a Dios para que salga todo bien en este encuentro. Entonces, muchas gracias también a nuestros abuelos.


 

PRESENTACIÓN

Mi nombre espiritual es Karai Tatendy, Dalmacio Ramos. Yo soy maestro de la Escuela Intercultural Bilingüe, de la Escuela Primaria. Soy investigador de plantas medicinales. Hago mucha investigación sobre las plantas, su medicina. Y escribo libros.


Empezamos a escribir libros porque es el tiempo. Creemos nosotros que es tiempo de dejar también a nuestros niños un conocimiento en la escritura. Sabemos que ancestralmente venimos aprendiendo cuando a nosotros nos hablan nuestros abuelos y abuelas, de boca en boca. Y, hoy en día, creemos que tener la escritura también nos va a servir mucho para nuestros hijos, nietos, los chicos que van a venir. Porque pensamos también que hay un momento en que se va debilitando, tenemos que hacer un trabajo para sostener nuestra cultura, nuestra cosmovisión. Gracias a nuestros abuelos nunca se terminó este conocimiento, nunca se terminó la lengua, la cultura, la cosmovisión, todo lo que tenemos, la formación en la que vivieron.



 

AMANECER (ENSEÑANZA, FOGATA, MATE, SUEÑOS)

Nosotros tenemos un espacio donde nos reunimos como familia al amanecer. Un espacio de saberes, de enseñanza, nuestra casa. Un espacio de transmisión, donde se va a seguir transmitiendo.


Tenemos fogatas en el centro. Hay un lugar de fogata donde nosotros nos reunimos, alrededor, cada amanecer. Ahí nos enseñan cómo tenemos que servir a los mayores: nosotros que somos más jóvenes sirviendo a los más mayores. Nuestros padres y madres ya hicieron su rol por nosotros: “nosotros ya servimos a tu abuelo, a tu abuela, ahora ustedes nos tienen que servir”. Así se aprende. Nuestros padres y nuestras madres también son maestros en nuestra casa.


Cuando nos hacen servir mate, nos enseñan que tenemos que servir hacia la derecha. Cada persona está en nodo. La creencia de nuestros abuelos dice que el Sol camina (Karay oguata), las yerbas son sagradas, tienen su leyenda, tienen su forma de dar energía a la humanidad. Hoy tomamos mate porque fue creado por Dios. Para nosotros, para que nos alegre, para que nazca la diversidad, para que nos aliente, para que la gente pueda ejercer su trabajo cotidiano. Cuando cebamos mate, tenemos que cebar en orden y a la derecha. Dicen que, si cebamos mate cruzado, después viene la yeta (risas).


La fogata es muy importante para nosotros, esto hasta ahora sigue. Si hay fogata, ponemos la mano hacia la fogata. Todas las manos. Para que se caliente nuestra palma. Dicen que cuando la fogata calienta nuestra palma, nuestra sangre también circula bien. El fuego es sanador.


En este espacio, nosotros tenemos que contar nuestros sueños. Los sueños hay que compartirlos con los otros, con los familiares, con nuestros seres queridos, con sus amigos, con sus compañeros, compañeros de trabajo, porque no soñamos por soñar. Soñamos por algo. Siempre tenemos algún propósito. Mi abuelo me enseñó eso. Me decía:

 

“El sueño es como un libro. Si vos tenés la mochila en tu espalda cargada con tus libros, si no los sacás, en algún momento te va a pesar más y más. Entonces, te va a hacer mal. Y así también es nuestra cabeza. Si no contamos los sueños, cada vez más van a pesar acá (señala su cabeza). Con el tiempo, podemos tener dolor de cabeza, mareos. Porque acá (señala su cabeza) tenemos muchas cosas y tenemos que liberar en el momento de la mañana, con nuestra familia, contar qué soñamos”.

 

Por eso también tenemos sueños: qué queremos ser, o dónde queremos llegar. Es importante contar los sueños.    

 


KARAI TATAENDY COMO CACIQUE DE LA COMUNIDAD YSYRY

Yo empecé mucho a recorrer las comunidades en la provincia de Misiones. Ahora son 148 comunidades en la provincia. Hay algunas que no están registradas todavía, por cuestión de política. Igual para nosotros no hace falta registrar en el sistema político: somos una comunidad.


Yo fui cacique desde muy chico, cuando tenía 18 años. Es muy importante conocer cómo es el sistema de manejo de la comunidad. Tener responsabilidad en el cargo de cacique es muy comprometido. Yo estuve en la Escuela fuera de la comunidad. Para ir, necesitamos algo de economía. Es distinto salir afuera para hacer estudios. Yo me iba de una comunidad a la otra. El cacique era otro. Y después hubo elección del cacique y me eligieron a mí. Me eligió la comunidad.


En ese momento, yo rechacé porque decía: “no estoy preparado, soy muy joven, pero sí quiero seguir aportando a la comunidad todo lo que yo pueda aportar, si está en mi conocimiento puedo ayudar a la comunidad, pero tener cargo de cacique no puedo”. Dos veces rechacé, pero en la tercera no pude porque en las comunidades están los ancianos que tienen las palabras de más poder, los opygua.


Llamaron al opygua[4] y él me dijo: "no hace falta que vos te prepares porque nosotros te vamos a preparar". Y, en nuestras costumbres, cuando nuestros ancianos nos hablan, nosotros no podemos rechazar. Es una palabra muy fundamental para nuestra vida. Acepté en ese momento porque me dijo eso. Físicamente ahora ya no está más, pero espiritualmente siempre da mucha ayuda a la comunidad: aprendí mucho después de mis abuelos. Se comprometieron conmigo los ancianos hasta hoy en día.


Después, cuando fuimos a hacer la firma en la escribanía, dijeron que no podía firmar porque: “es muy joven, no tiene edad para firmar, tiene que tener 21 años”. Había asesores jurídicos de la comunidad, creo que de Endepa. Ellos hablaron con la gente de la escribanía diciendo: “él fue elegido por su comunidad, no fue elegido por nosotros, ellos dentro de la comunidad tienen también sus leyes y tienen también la ley que ampara la Constitución Nacional”. Ahí se debatió y después me hicieron pasar para que firme. Esto quería comentar para dejar también cómo es el sistema de la comunidad. Cómo está formado el cacique.


 

SISTEMA DE LA COMUNIDAD: CACIQUE Y OPYGUA


Hay dos poderes muy importantes en la comunidad: el cacique y el opygua (el poder del líder religioso). El opy[5] se ve en la foto (se refiere a la tapa del libro). Este es el opy (lo señala), nosotros culturalmente le consideramos como Estado también, como Estado político porque en esa casa sagrada nosotros tenemos conocimiento de la enseñanza que nos dio el opygua, che ramói (abuelo).


Con el cacique, el abuelo tiene que visualizar a las personas. Cuál puede tener su rol importante dentro de la comunidad. Puede ser un grupo especialmente para trabajar en las chacras, como productores. Y hay otro grupo que tiene especialidad para hacer construcción de viviendas, casas. Hacen su división con cada grupo de personas, dónde tienen que ir a trabajar diariamente. No todos sabemos tirar flechas. Muchos piensan que si somos mbya vamos a hacer todo. A nosotros nos prepararon en cada grupo de acuerdo al rol que tenemos que cumplir. Tal vez puedo tirar también, pero no es mi especialidad. Se convive.


 

ROLES DENTRO DE LA COMUNIDAD

El anciano prepara a un grupo en lo que va a hacer. Por ejemplo, los cazadores que van al monte. Los cazadores van al monte en época de caza, pueden armar sus trampas, o van de caza con la flecha. Cuando el tiempo se terminó para ir de caza, ellos mismos van al monte y cuidan a los animales. No es que todo el tiempo cazan, hay momentos en que también cuidan a los animales. Así funciona el sistema.


Los pescadores, por ejemplo. No es que todo el tiempo se puede pescar. Nosotros respetamos el tiempo. En septiembre, allá se truena el cielo sin llover nada. Dicen que, en ese momento, se están largando los peces para que la humanidad tenga su comida. Cuando se truena allá, al terminar los tiempos, lleva todo. Por eso no hay abundancia de pez, pero siempre queda para que nosotros nos mantengamos. Es la forma que nos enseñaron nuestros abuelos: tenemos que respetar a la naturaleza, para que la naturaleza nos respete también a nosotros, porque somos parte de la naturaleza.


También se hacen artesanías.

La pipa es la herramienta de sanación para una persona y se utiliza dentro del opy, de la casa sagrada. Se produce especialmente para eso. Se puede fumar con tabaco o con las hojas de la yerba mate. Se hace pipa de barro ñau, de hueso de animal.



Anteriormente, solo los hombres tallaban la madera. Pero, hoy en día pueden tallar las mujeres también. Ya aprendieron el trabajo. Solo lo hacían los hombres porque iban mucho de caza, y entonces iban al monte, veían a los animales y traían en su memoria, en su cabeza, la imagen de los animales, y los tallaban en madera. Actualmente, podemos ir al monte, sacar nuestro celular y sacar la foto. Anteriormente, solo había imágenes en la cabeza.


Y las mujeres específicamente hacían canastos, trabajo de cestería. Hoy en día pueden hacerlo los hombres. Ya se comparten el trabajo ¿Por qué lo hacían solo las mujeres? Porque podían preparar la comida para la cosecha, echaban maíz y cargaban. 



Las mujeres se expresaban a través de su arte, del canasto. El canasto siempre tiene diferentes figuras. Muchas mujeres se expresaban porque tenían fortalecimiento del agua. Este, por ejemplo (señala el que tiene en la mano), sigue cómo gira nuestro planeta, el Sol. Tiene fortalecimiento del día. Por eso, tiene su nombre espiritual. Hay algunas mujeres que tienen nombre espiritual “Ára, día”[6]. Cada cual tiene su cumplimiento del rol dentro de la comunidad. Quienes se expresan en el agua, tienen dibujo de cola de pez. Son mujeres que tienen fortalecimiento del agua.


Anteriormente, se usaba la común identificación de aros. Si tenía aros a la derecha o a la izquierda: eso es identificación de una persona que tiene algo de autoridad. Cuando uno iba a otra comunidad, ya sabía qué función tenía la persona. Se utilizaban muchos aros, tobilleras, se pintaban el cuerpo: que son productores, que dirigen un producto, pueden ser cazadores. Se utilizaba como identificación u objeto sagrado. 

       


VÍNCULO CON LA NATURALEZA – PERCEPCIÓN DE LA REALIDAD

En la comunidad nosotros tenemos un árbol sagrado que es el más grande de nuestra zona. De la Escuela salimos con los chicos, antes del mediodía, para ir y abrazar al árbol sagrado. Porque queremos sentir, porque tiene vida y expresión, le consideramos nuestro familiar. A veces nos sentamos alrededor del árbol para tener conexiones con la naturaleza. Porque nosotros siempre preguntábamos a nuestros abuelos:


—¿Cómo es renovar la energía?
—Primero, tienen que saber mirar desde sus corazones.

Dicen que nuestros ojos, nuestros oídos, nuestra nariz, nuestra boca son herramientas para lo que queremos transmitir de nuestro corazón. Aunque nosotros cerremos los ojos, podemos ver las cosas. 


Pero estas herramientas si mal las utilizamos podemos mentir, hablar mal o vemos las cosas no cómo son, vemos de otra manera, o escuchamos las palabras que nosotros no captamos bien.


Esas son herramientas, esta es la realidad de la persona (señala su corazón). A nosotros nos decían: "tienen que quererse en el corazón, no por las palabras".


Nosotros aprendimos a valorar todo este conocimiento.   


 

SOBRE EL LIBRO

Para este libro, empezamos con los jóvenes y con los ancianos a hacer una reunión. Esto fue trabajado en la comunidad Ysyry.


Empezamos con los jóvenes, pero siempre pedimos permiso a los más ancianos y ancianas para empezar a trabajar y a difundir. Eso también tiene su límite: qué tenemos que difundir y qué no tenemos que difundir. Hay cosas muy propias de nuestra comunidad o muy propio de nuestros abuelos. No podemos difundir sin permiso. A nosotros nos cuesta hacer difusión sin control. Tenemos que respetar a nuestros ancianos. Llevó 4 años que este libro salga de la comunidad Ysyry. Recorrimos muchas comunidades de la provincia de Misiones.


La naturaleza siempre nos protege, porque el árbol ya sabe qué función tiene. Nosotros aprendimos en la Escuela también, acompañando el saber de nuestros abuelos. Así funciona.


Los árboles son sagrados y nos protegen de la enfermedad, de todo. Nos protegen del Sol, del calor. Son sombra para nosotros. Por eso, los cuidamos mucho. El monte es muy sagrado, tiene todo. Tiene medicina, tiene fruta. Mi abuelo decía: “vamos a buscar medicina al monte”. El monte es como farmacia para nosotros, es la frutería para nosotros.


Todos los que somos de medicina, los que tenemos interés, tenemos que tener un grupo. No todos saben. Para las plantas de medicina, cuando sacamos las hojas, tenemos que pedir permiso y decir por qué sacamos y para qué, qué queremos hacer de lo que sacamos[7]. También funcionan espiritualmente las plantas.


Para utilizarlas hay un tiempo. Hay que sacarlas en el horario de la mañana para que tengan su función. A mí me enseñaban: “el chico tiene diarrea, vaya y saque un puño de la hoja de guavira”. Vos tenés que sacar de donde pega el Sol. En ese momento se acumula la medicina dentro de la planta. No tengo que ir y sacar de cualquier lado. Eso también aprendí.


Mi abuela me decía: “vos tenés que ir al monte pero no vayas a machetear cualquier árbol. Cuando uno corta el árbol por cortar nomás, el árbol va teniendo esas cicatrices también. Tiene consecuencias para vos o para tu familia”. Eso es lo que me enseñó: el árbol también sufre como nosotros.


Por eso, siempre luchamos por nuestro territorio. Estamos en contra del desmonte, estamos reclamando todas las contaminaciones que hacen, por el suelo, por el agua. Nosotros dependemos mucho de eso. El dinero no sirve para nosotros, para nuestra salud.


Cuando necesitamos de algo de economía, tenemos que utilizar de una manera de respeto también. No es que no necesitamos del dinero. Necesitamos para mejorar, por ejemplo. Anteriormente, no necesitábamos del Estado para que nos dé una vivienda porque los materiales para la construcción también estaban en el monte. Nosotros sacábamos material del monte. Pero hoy en día no hay, porque hay mucho desmonte. Sacaron todo.


El Estado nos tiene que reconocer todo lo que hicieron a las comunidades. Hasta ahora tampoco escuchó nuestro reclamo. Nos siguen quitando lo que tenemos. Esto es histórico.


Nosotros tenemos todo esto en nuestra cosmovisión, en nuestra cultura. Para seguir teniendo, necesitamos el aporte y el esfuerzo de todos ustedes como profesores, maestros, directores de la Escuela. Ahora son muchas personas que están aportando a favor de la comunidad. Todo el que aporta sabe a qué está poniendo su grano de arena.

 


El libro tiene 31 plantas medicinales que específicamente encontramos en la comunidad Ysyry. Cuando no encontramos alguna planta en la comunidad, tenemos que ir a otra, pedir permiso al cacique y preguntarle si nos puede donar o hacer un intercambio por lo que no tenemos. Entonces llevamos la planta y ellos nos dan otra. Así nosotros cultivamos todo lo que es medicina.


SEDI articuló un proyecto para casa de medicina. Hoy en día tenemos una casa donde nosotros nos juntamos porque queremos elaborar la planta: de la planta queremos elaborar la medicina. Este es un conocimiento que se nos dejó a nosotros y que nosotros compartimos ahora.


Hoy, hacemos curación solamente en la comunidad. Pero también queremos elaborar medicina con mucha precaución, con mucho respeto.


 

PLANTAS DEL LIBRO

Yo quería comentarles un poquito del Pindo. El Pindo es coco. Todo está escrito acá. Del Pindo se utiliza toda la planta. Las hojas para el techo de la casa. El cogollo nosotros utilizamos para comer. Y el árbol para las paredes de nuestra casa. También se dice del Ycho que se forma dentro del Pindo. Es parecido al gusano, pero es comestible. No es malo. No es que está afuera. Está adentro.


Consumiendo eso nosotros ya está medicándonos, es medicamento.


La raíz se utiliza para fertilidad de la mujer. Después la fruta, el coco: podemos masticarlo como caramelo, o lo llevamos, lo ponemos en el mortero, lo machacamos bien y hacemos jugo. La parte más dura del coco la llevamos al Sol, la secamos, y después la rompemos. Adentro, tiene seda. Esa seda la consumimos para la recuperación de la memoria. El Pindo es una planta que tiene todo. Por eso, acá está escrito.


Voy a leer:


“Pindo oï ka’aguy yguateáre. El Pindo es una palmera que se encuentra en el monte alto (en montes grandes) y en menor cantidad en las chacras. Es un buen remedio para el dolor de vista. También sirve para la cabeza, para no perder el juicio, para tener buena memoria y acordarse de las cosas”.    

 


TEKO PORàDE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS Y ONU

Nuestra cultura nunca va a terminar. Sabemos que en la ONU el único país que votó en contra de los pueblos originarios fue Argentina. No es la primera vez que pasan por encima nuestro, muchas veces hubo atentados contra nosotros. Y nosotros seguimos. Nuestra raíz sigue todavía. Mientras esté eso, no van a terminar con los pueblos originarios.


Tenemos que seguir caminando porque ese es nuestro territorio. Vivieron nuestros antepasados ahí, ahora estamos viviendo nosotros y nuestros hijos tienen que seguir viviendo ahí, de acuerdo a su costumbre. Seguimos resistiendo porque la raíz ya es de acá y vamos a seguir brotando. Se tienen que dar cuenta de eso todos los ciudadanos, porque la ley existe, solo que no está cumpliéndose.   


Para tener nuestra cultura, queremos seguir teniendo nuestro monte, que sigan vivos los animales, que son muy importantes para nosotros. No queremos que se contamine el agua porque allá viven los peces. Y los peces no solo sirven para pescar y consumir. Los peces también son parte de la naturaleza que nos da la diversidad. Nosotros cada mañana agradecemos a los pájaros. Los pájaros son los únicos que cantan cuando sale el Sol. Ellos se comunican con la naturaleza. Al amanecer cantan y también por la tarde.    


Sin territorio, sin monte, no podemos ejercer el sistema de nuestra cultura. No queremos que se termine nuestra cultura, nuestra lengua, porque nosotros somos eso. Esa es nuestra raíz. Y cuando se habla de la salud, no solo hablamos de la comunidad, hablamos de todas las personas con las que convivimos en este planeta, en este Mundo. No queremos que los árboles se corten porque son parte de todos nosotros. No solo de la comunidad. Los que luchamos no miramos solo por nosotros como comunidad. Sino que miramos por toda la humanidad, por todo ser vivo: los animales, las aves, las piedras.


Las piedras son importantes para nosotros. Cuando hacemos fogatas, se ponen alrededor porque dicen que también hacen bien a nuestros pies. No sopla mucho cualquier viento, porque de eso nos protegen el monte, las piedras y el agua.


Nosotros respetamos mucho a la naturaleza.

Cuando le cortamos al árbol, tenemos que pedir permiso. Cuando bajamos al río para pescar, tenemos que pedir permiso para que nos dé para nuestros alimentos, porque realmente necesitamos eso para sustentar nuestra familia. Y cuando cazamos a los animales, les agradecemos al dueño, porque nosotros creemos que cada parte tiene su guardián: guardianes del monte, guardianes del río, guardianes de la tierra, guardianes de los animales. Como nosotros tenemos también nuestros guardianes en la espiritualidad, así también tiene la naturaleza sus guardianes.


Para tener buena salud, tenemos que proteger nuestra naturaleza. Nosotros mismos atentamos en contra de nosotros mismos. Muchas veces hablamos de salud, cómo se tiene que hacer, cómo se tiene que plantear para tener buena salud, pero si no miramos qué es lo que estamos arruinando ¿de qué estamos hablando? Estamos hablando por hablar nomás.





[1] En mbya guaraní: agua que fluye.

[2] Servicio evangélico de diaconía. El SEDI tiene un programa llamado UNIR, en el que se enmarca su trabajo con la comunidad. El mismo "acompaña (...) a comunidades indígenas en situación de vulnerabilidad en Alto Paraná (Py) y Misiones (Arg) en sus esfuerzos para garantizar el derecho (...) a la soberanía alimentaria". La presentación estuvo a cargo de Gonzalo Millán, uno de sus integrantes.

[3] Saludo espiritual entre los miembros de las comunidades mbya guaraní. Se levantan las dos manos sobre los hombros, las palmas hacia afuera y se dice esa palabra: aguyjevete. Es dar la bienvenida a los recién llegados, agradeciendo y honrando la presencia del otrx.

[4] Líder espiritual de la comunidad.

[5] Casa sagrada mbya guaraní.

[6] Los miembros de las comunidades mbya guaraní reciben sus nombres espirituales en una ceremonia llamada “Mitã ery”. Son asignados por los líderes espirituales (los opygua) quienes reciben esa información de los dioses en sueños.

[7] De acuerdo con la cultura mbya, cada parte de la naturaleza (los ríos, los árboles, las plantas, los animales) tienen sus dueños o guardianes (sus járas) a quienes hay que pedir permiso y agradecer. El Karai se referirá a esto más adelante.


Nota: la mayoría de las fotografías fueron tomadas de la cuenta de Facebook del Karai Tataendy, y fueron sacadas por Bárbara Ch Panambi Hovy.


 

KARAI TATAENDY (DALMACIO RAMOS)


Cacique de la comunidad Mbya Guaraní Ysyry (Colonia Delicia, Misiones).

Maestro en la Escuela Intercultural Bilingüe EIB N°956 (asentada en la Aldea). También enseña lengua Mbya Guaraní en la Facultad de Ciencias Forestales de la Provincia de Misiones.

Investigador de las plantas y su medicina.

Escritor del libro Puã Ka’aguy Tekoa Ysyrypygua. Plantas medicinales de la Aldea Ysyry (El Dorado, Misiones, 2019).

 

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